Enclavada en una de las reservas de bosque nativo más prístinas del valle de Punilla, la morada de Silvia y Alejandro se presenta como un auténtico santuario en simbiosis con su entorno.
La génesis de esta vivienda surge de la conjunción entre un hexágono y la espiral de Fibonacci que lo abraza, gestando un hogar diseñado para entrelazar vínculos profundos con la naturaleza.
Dotada de tecnología sostenible, como paneles solares, termotanque solar y biofiltros depuradores de aguas grises y negras, Casa Alihuen emerge como un faro de compromiso con la preservación del medio ambiente.
Además, sus techos verdes, irrigados por las aguas tratadas de las fitodepuradoras, y un sistema de infiltración de aguas pluviales, que recargan las napas, combaten la erosión y reducen la amenaza de incendios forestales, consolidan su estatus de oasis ecológico.